24 DE ABRIL- DÍA INTERNACIONAL DEL MULTILATERALISMO Y LA DIPLOMACIA PARA LA PAZ UNA PERSPECTIVA DESDE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

24 DE ABRIL- DÍA INTERNACIONAL DEL MULTILATERALISMO Y LA DIPLOMACIA PARA LA PAZ
 UNA PERSPECTIVA DESDE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
 
En un mundo marcado por la complejidad de los desafíos globales y la diversidad de las culturas y creencias, el multilateralismo y la diplomacia se erigen como herramientas fundamentales para la construcción de la paz y la promoción del bien común. El Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, celebrado el 24 de abril, nos invita a reflexionar sobre la importancia de trabajar juntos, en un espíritu de solidaridad y colaboración, para abordar los problemas que afectan a la humanidad en su conjunto.
Desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia, el multilateralismo y la diplomacia para la paz encuentran un sólido fundamento en principios como la solidaridad, la subsidiariedad, la justicia social y el bien común. Estos principios son pilares fundamentales que guían la acción de la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones justas y sostenibles a los conflictos y desafíos globales.
La solidaridad, entendida como la firme y perseverante determinación de trabajar por el bien común (SRS, 38), nos llama a superar las divisiones y diferencias para construir un mundo más justo y humano. En este sentido, el multilateralismo promueve la cooperación entre naciones y actores internacionales, reconociendo la interdependencia y la necesidad de abordar de manera conjunta problemas como el cambio climático, la pobreza, los conflictos armados y las crisis humanitarias.
La subsidiariedad, por su parte, nos enseña que las decisiones deben tomarse a nivel más cercano a los afectados cuando estos no pueden dar una respuesta adecuada, pero también reconoce la importancia de la acción coordinada a nivel global cuando el origen de los desafíos trascienden fronteras y son los países de menos recursos los afectados. Así, la diplomacia para la paz juega un papel crucial al facilitar el diálogo, la negociación y la búsqueda de consensos entre países y organizaciones internacionales, buscando soluciones inclusivas y equitativas.
La justicia social, nos impulsa a trabajar por la eliminación de las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad y la exclusión. El multilateralismo y la diplomacia para la paz son instrumentos para promover políticas y acuerdos que garanticen el respeto de los derechos humanos, la dignidad de cada persona y la protección del medio ambiente, contribuyendo así a una sociedad más justa y solidaria.
Finalmente, el bien común, que consiste en el conjunto de condiciones que permiten a las personas y comunidades alcanzar su pleno desarrollo (GeS, 26), es el horizonte hacia el cual deben orientarse todas las acciones multilaterales y diplomáticas. La colaboración internacional, basada en el diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones inclusivas, es esencial para construir un mundo en el que todas las personas puedan vivir en paz y prosperidad.
 
La visión que propone el Papa Francisco es la multipolar, la del multilateralismo, insistiendo en la necesidad de favorecer los acuerdos multilaterales entre los Estados y de la posibilidad de "alguna forma de autoridad mundial regulada por el derecho", es decir, de "organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales". Organizaciones capaces de "asegurar el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables". Se necesitan nuevos instrumentos, no una mera reedición de los viejos, (Discurso Francisco COP 28).
En este Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, renovamos nuestro compromiso con estos principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia. Que la solidaridad, la subsidiariedad, la justicia social y el bien común guíen nuestros esfuerzos colectivos hacia un mundo más justo, pacífico y fraterno.
24 DE ABRIL- DÍA INTERNACIONAL DEL MULTILATERALISMO Y LA DIPLOMACIA PARA LA PAZ
 UNA PERSPECTIVA DESDE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
 
En un mundo marcado por la complejidad de los desafíos globales y la diversidad de las culturas y creencias, el multilateralismo y la diplomacia se erigen como herramientas fundamentales para la construcción de la paz y la promoción del bien común. El Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, celebrado el 24 de abril, nos invita a reflexionar sobre la importancia de trabajar juntos, en un espíritu de solidaridad y colaboración, para abordar los problemas que afectan a la humanidad en su conjunto.
Desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia, el multilateralismo y la diplomacia para la paz encuentran un sólido fundamento en principios como la solidaridad, la subsidiariedad, la justicia social y el bien común. Estos principios son pilares fundamentales que guían la acción de la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones justas y sostenibles a los conflictos y desafíos globales.
La solidaridad, entendida como la firme y perseverante determinación de trabajar por el bien común (SRS, 38), nos llama a superar las divisiones y diferencias para construir un mundo más justo y humano. En este sentido, el multilateralismo promueve la cooperación entre naciones y actores internacionales, reconociendo la interdependencia y la necesidad de abordar de manera conjunta problemas como el cambio climático, la pobreza, los conflictos armados y las crisis humanitarias.
La subsidiariedad, por su parte, nos enseña que las decisiones deben tomarse a nivel más cercano a los afectados cuando estos no pueden dar una respuesta adecuada, pero también reconoce la importancia de la acción coordinada a nivel global cuando el origen de los desafíos trascienden fronteras y son los países de menos recursos los afectados. Así, la diplomacia para la paz juega un papel crucial al facilitar el diálogo, la negociación y la búsqueda de consensos entre países y organizaciones internacionales, buscando soluciones inclusivas y equitativas.
La justicia social, nos impulsa a trabajar por la eliminación de las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad y la exclusión. El multilateralismo y la diplomacia para la paz son instrumentos para promover políticas y acuerdos que garanticen el respeto de los derechos humanos, la dignidad de cada persona y la protección del medio ambiente, contribuyendo así a una sociedad más justa y solidaria.
Finalmente, el bien común, que consiste en el conjunto de condiciones que permiten a las personas y comunidades alcanzar su pleno desarrollo (GeS, 26), es el horizonte hacia el cual deben orientarse todas las acciones multilaterales y diplomáticas. La colaboración internacional, basada en el diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones inclusivas, es esencial para construir un mundo en el que todas las personas puedan vivir en paz y prosperidad.
 
La visión que propone el Papa Francisco es la multipolar, la del multilateralismo, insistiendo en la necesidad de favorecer los acuerdos multilaterales entre los Estados y de la posibilidad de "alguna forma de autoridad mundial regulada por el derecho", es decir, de "organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales". Organizaciones capaces de "asegurar el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables". Se necesitan nuevos instrumentos, no una mera reedición de los viejos, (Discurso Francisco COP 28).
En este Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, renovamos nuestro compromiso con estos principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia. Que la solidaridad, la subsidiariedad, la justicia social y el bien común guíen nuestros esfuerzos colectivos hacia un mundo más justo, pacífico y fraterno.